El Otro Infierno

| domingo, 10 de octubre de 2010

(música de fondo para este post: "Satan Your Kingdom Must Come Down", por Robert Plant)

Hay, más allá del infierno, otro infierno imprevisto y posterior. Durante un tiempo, el condenado se instala en el tormento, lo incorpora a sus hábitos y busca consuelo en la idea de que nada peor podrá ocurrirle. Es entonces cuando cae en otro infierno, el verdadero, cuyos sufrimientos son imposibles de comprender y de calcular.
El infierno como castigo por los pecados es, al menos, razonable. Uno arde en ríos de fuego pero atesora una convicción inevitablemente dichosa: el universo tiene un propósito ético; en algún lugar están los bienaventurados; en algún lugar está Dios.
El verdadero infierno es, antes que nada, injusto. Uno no sabe por qué está allí, ni cuáles son sus culpas, ni cuál es el plan que está cumpliendo.
Infiernos benignos permiten conocer el camino para evitarlos. Mucho peor es que cualquiera se salve y cualquiera se condene.
Ignorar las consecuencias de los propios actos, ese es el infierno.

Alejandro Dolina, "Bar del Infierno"

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