La que custodia el fuego

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| lunes, 29 de marzo de 2010
(música de fondo para este post: "Entra a mi hogar", por Horacio Fontova)

(...) Hubo un tiempo hermoso e irrecuperable en que la gente tenía un lugar en el mundo. Una especie de vientre cálido, de corazón para habitar. Yo atesoro para mí (o ahora lo invento) el recuerdo de una infancia y una adolescencia de amor en las cocinas. He escrito amor, sí. Porque ahora me parece que todo sucedía en las cocinas. Los deberes y las comidas junto a la radio; los juegos de lotería al reparo de las tormentas y de los miedos de la noche; los primeros poemas. Y el amor.
(...)Vivimos en ciudades de cemento y vidrio y alumbrado eléctrico. Viviremos, si sobrevivimos a nuestra locura, en torres de aluminio o fórmica, o en subtérraneas necrópolis antiatómicas. La memoria arcaica de la especie, sin embargo, no olvida las primeras noches temblorosas y comunitarias, las fábulas guturales junto a la hoguera, y por eso todavía los hombres se siguen juntando en los fogones. Ir al cine o mirar televisión tienen el mismo origen arcaico y tribal, la adoración del fuego. Por algo se llama hogar a las chimeneas de leña; por algo se decía: "al amor de la lumbre". Hogar y amor. Ya no van quedando cocinas en Buenos Aires: cuando desaparezcan del todo: ¿recordaremos todavía el significado de estas dos palabras?

Abelardo Castillo, "Las palabras y los días"

Un Experimento

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| domingo, 21 de marzo de 2010

(música de fondo para este post: 4' 33'', de John Cage )

Las filosofías posmodernas encuentran en el atonalismo uno de sus antecedentes. (...). Si la temporalidad posmoderna va a proponer no una linealidad, sino una discontinuidad, el dodecafonismo le viene como anillo al dedo. Schoenberg, el creador del dodecafonismo, proponía un sistema que tocara las 12 notas antes de volver a tocar alguna de ellas. El atonalismo, la música serial, están en esta búsqueda.(...)
Si uno toma una melodía de Tchaikovsky, supongamos cualquiera del "El Lago de los cisnes", bello ballet sin duda, encuentra en ella una linealidad tonal. La melodía podría incluso dibujarse. Pero ha sido posible porque ha vuelto a recurrir a ciertos tonos antes de tocarlos todos. (...) Es la tonalidad la que se pone al servicio del melodista. No hay quiebres. No hay discontinuidades. Con el atonalismo o el serialismo la continuidad necesariamente se quiebra, se triza, se fragmentariza.(...)
El caso extremo de ruptura de la linealidad es la no linealidad , la nada sonora de la obra de John Cage 4' 33''. Un pianista se sienta al piano y durante cuatro minutos y treinta y tres segundos no toca nada. Se levanta, saluda y se va. La sala aplaude. Como experimento es, sin duda, genial. Cage aducirá que el contenido de su obra está en los sonidos de la sala: toses, estornudos o, por qué no, flatulencias.

José Pablo Feinmann, "La filosofía y el barro de la historia"

Cristo en la Cruz

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| viernes, 12 de marzo de 2010

(música de fondo para este post: "The Final Cut", por Pink Floyd)

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.
Los tres maderos son de igual altura.
Cristo no está en el medio. Es el tercero.
La larga barba pende sobre el pecho.
El rostro no es el rostro de las láminas.
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra.
El hombre quebrantado sufre y calla.
La corona de espinas lo lastima.
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas veces.
La suya o la de otro. Da lo mismo.
Cristo en la cruz. Desordenadamente
piensa en el reino que tal vez lo espera,
piensa en una mujer que no fue suya.
No le está dado ver la teología,
la indescifrable Trinidad, los gnósticos,
las catedrales, la navaja de Occam,
la púrpura, la mitra, la liturgia,
la conversión de Guthrum por la espada,
la Inquisición, la sangre de los mártires,
las atroces Cruzadas, Juana de Arco,
el Vaticano que bendice ejércitos.
Sabe que no es un dios y que es un hombre
que muere con el día. No le importa.
Le importa el duro hierro de los clavos.
No es un romano. No es un griego. Gime.
Nos ha dejado espléndidas metáforas
y una doctrina del perdón que puede
anular el pasado. (esa sentencia
la escribió un irlandés en una cárcel.)
El alma busca el fin, apresurada.
Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.
Anda una mosca por la carne quieta.
¿De qué puede servirme que aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?

Jorge Luis Borges, Los Conjurados (1985)

El poeta pide...

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| viernes, 5 de marzo de 2010
(música de fondo para este post: "Vos", por Lisandro Aristimuño)

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte

ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,

tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura

o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca, "EL poeta pide a su amor que le escriba", de "Antología Poética"
 

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