Desintegración

| miércoles, 25 de noviembre de 2009
(música de fondo para este post: "Lullaby", por The Cure)

Al principio, fue una sensación. Un vacío interno, el cosquilleo que precede al adormecimiento, los miembros y los órganos en retirada (aunque entonces yo no lo sabía). Fuera de esto, que convengamos no es gran cosa, la vida (si se la puede llamar así) era normal. El trabajo, los pocos amigos, el aburrimiento, la soledad. De vez en cuando unas canciones arrancaban una sonrisa, y entonces no había más que pensar en que, increíblemente, mañana podía ser mejor (pero no). Y todos los días así, sólo que aquella sensación se profundizaba, tanto que decidí ir a un médico que luego de revisarme de arriba a abajo dijo: "relájese, descanse un poco más y no se haga tanto problema, ¿entendió?"; como no quise contradecirlo le dije que sí, le agradecí y me fui. Empecé a tomar té de tilo, que dicen que calma, aunque yo no me di cuenta. Bueno, para no dar tanta vuelta, al final sucedió. Alguna vez tenía que suceder, supongo. Ya saben, uno va caminando pensando en vaya a saber qué, y de pronto chan! el vacío, el cosquilleo, la retirada, la pared donde apoyarse hasta que pase el mareo, alguien que se acerca a preguntar, gracias, no es nada, ya pasó, gracias... sólo que esta vez no pasó. Llegó el ardor y después la sangre, y el meñique de la mano derecha como si alguien lo hubiera cortado con un cuchillo mal afilado. Uno siempre tiende a creer en las pesadillas, en la falta de sueño, en la locura. Pero no. Desde la más grosera realidad, mi mano se empezó a disolver, lenta pero inexorable(mente). Los médicos, vaya novedad, ya no saben que hacer, pero por las dudas me dan unas temibles pócimas que me parece no hacen sino acelerar el proceso, aunque yo no sé nada de esto, así que lo más seguro es que esté equivocado. A este paso, calculo que para dentro de un mes no tendré más mano derecha, y en seis meses me habré quedado sin brazo, pero quien puede saber como sigue esto. Aunque siempre fui cobarde, me lo he tomado con bastante calma (¿o serán lo sedantes?). Mi único temor es al dolor, que por cierto es bastante desagradable. De vez en cuando pienso en algunas cosas, y me pongo un poco triste. A lo mejor pienso demasiado.

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